Al declararse el estado de guerra no existía ningún proyecto de cambiar la bandera; en Navarra, los voluntarios tradicionalistas exigieron usar la roja y gualda, o la blanca con la cruz de Borgoña. El sentimiento nacional, por una parte, y la conveniencia de distinguir ambos bandos, por otra, dio lugar al Decreto de la Junta de Defensa de 29 de agosto de 1936, por el que se restableció la bandera bicolor, aunque ya gran número de unidades y de particulares usaban estos colores. Para aprovechar las antiguas banderas republicanas se siguieron dos sistemas, uno el que muestra esta pieza; a base de cortar la franja superior roja en dos mitades y añadir uno de los pedazos debajo del gualda. La bandera, como resultado de esta operación, queda de tamaño muy reducido, 100 por 75 centímetros. Museo del Ejército, Madrid.