Para ennoblecer este paraje, descansadero de los ganados mesteños, el Concejo mandará construir la Cruz de piedra en 1545; y tres décadas después se trasladará aquí el Rollo jurisdiccional, símbolo del villazgo candeledano y también Picota, advertencia a forasteros de que su Justicia estaba autorizada, por Privilegio Real, a tener “forca e carçel e çepo e cadenas e otras prisiones...”

En La Cañada también se levanta la ermita de San Blas, originalmente un Humilladero, construido a mediados del siglo XVI a expensas del judío converso Diego de Cáceres. Ya en 1764 se hará una ampliación de la ermita y otra posterior nos dejará su estado actual.