Soldado de 2ª/ 2ª Brigada Administración Militar
Al llegar a edad militar y tras corresponderle por sorteo incorporarse a Infantería de Marina, Marcelo Adrián Obregón decide alistarse como voluntario en los batallones de Infantería creados para combatir en la Campaña de Filipinas, embarcando en Barcelona a bordo del Isla de Luzón con destino al archipiélago en diciembre de 1896.
En Manila queda agregado al Batallón de Cazadores Expedicionarios n° 2 en febrero de 1897, teniendo una participación muy activa en las operaciones militares que terminaron con la insurgencia. En febrero de 1898, en época de paz, es destinado al destacamento de Baler bajo las órdenes de los 2º tenientes Juan Alonso Zayas y Saturnino Martín Cerezo. A su llegada a la localidad costera recibe una comunicación con su pase a Administración Militar como soldado agregado al destacamento.
El 30 de junio de 1898 en el marco de la Guerra Hispano-norteamericana y del resurgimiento de la insurgencia filipina, el destacamento es atacado por fuerzas filipinas muy superiores en número, viéndose obligados a iniciar una defensa en el interior de la iglesia de la localidad. Desoyendo los requerimientos de rendición del enemigo y posteriormente de comisionados españoles que les traían órdenes de rendir la posición y haciendo frente de manera épica a los ataques del enemigo, el hambre y la enfermedad, los defensores capitularon tras 337 jornadas de asedio tras cerciorarse de que la guerra había concluido meses antes. Marcelo destacó, además de por ser el único componente de Administración Militar, como uno de los mejores tiradores entre los sitiados.
El comportamiento del destacamento y su resolución a no rendir la plaza a pesar de las condiciones infrahumanas en las que llevaron a cabo la defensa, merecieron incluso el elogio y reconocimiento de sus enemigos. Emilio Aguinaldo, primer presidente de la República Filipina, emitió el 30 de junio de 1899 el decreto de Tarlac, donde se decreta que los miembros de aquel destacamento español, debido a su valor, fueran considerados y tratados como amigos y no como prisioneros. En esa misma fecha se celebra anualmente desde 2002 en Filipinas el Día de la Amistad Hispano filipina con el objetivo de fortalecer la relación entre dos naciones que comparten historia, valores y tradiciones.
Información extraída del libro Los Últimos de Filipinas: Mito y realidad del sitio de Baler (Ed. Actas) Autores: Miguel Ángel López de la Asunción y Miguel Leiva.
